Esta historia sucedió en el invierno. Un vagabundo dio todos sus centavos en una cafetería, sólo para encontrar suficiente para una sola taza de café. Sintiendo por él, el dueño de la tienda le dio un croissant gratis y le dejó una nota de ánimo, mientras que ese trozo de nota marca el comienzo de su conmovedora amistad.